Calaverita Motera El Mopri en su moto salió a despertar, las rutas de México quiso recorrer sin parar. Entre curvas y cerros la brisa lo guió, y un rastro de magia su escape dejó. En Valle de Bravo la Catrina apareció, “¡Ya te ando buscando!”, le dijo y se rió. Pero El Mopri, astuto, metió velocidad, dejando a la huesuda envuelta en oscuridad. Siguió hacia Pátzcuaro con paso ligero, “¡No te me escapas!”, gritó la huesuda. Mas él, hábil y firme en cada rodada, dejó polvo y risas por toda la entrada. En Taxco brillaban las calles plateadas, cuando la Flaca volvió con ganas tomadas: “¡Mopri querido, ven a descansar, que ya tanto camino te debe cansar!” Pero él respondió sin perder la emoción: “¡Cansado jamás, tengo moto y corazón!” La muerte insistía con mañas y encanto, lo siguió a Tequila, a Bernal y a Atlacomulco tanto, hasta que exhausta dijo con resignación: “Este motero tiene pura pasión.” Así fue que la Flaca, en lugar de atraparlo, decidió en su moto mejor acompañarlo. Y juntos rodaron por México entero, porque a El Mopri, valiente y aventurero… ¡ni la muerte alcanza un corazón motero!





